Sabes que no quieres pasarte toda una vida lanzando una moneda que siempre cae de canto, y que no merece la pena seguir resucitando pálida a la sombra de las ruinas que quedan tras las guerras que ni si quiera tú libraste.
Llevas tanto tiempo paseando por el acantilado que has olvidado cuando eras tú la que producía vértigo.
Durante demasiado tiempo has estado coleccionando nudos en gargantas ajenas, convencida de que si curabas como Bowie, nadie nunca podría borrar la huella de tus grandes éxitos.
Y ahora, con la voz suave del que se ha cansado de gritar y las manos frías de quien por primera vez cerró esa puerta con la intención de que no volviese a abrirse, levanto mi copa para decir que si ha de ser así, que así sea.