Crystalised.

¿No lo ves? 

Tenía fé ciega en el brillo de algunas estrellas muertas.

Creía haber tomado ya las suficientes malas decisiones como para no poder limpiar jamás el nombre que tanto le había costado ensuciar. 

Llevaba esa canción a cuestas 

como un himno de guerra contra sí misma

y los tambores resonaban demasiado lejos

y demasiado cerca. 

Sabía todo lo que hacía falta saber sobre problemas mundanos que nunca saldrían en las noticias, y se rompía en dos potencias opuestas y perfectamente simétricas cuando parpadeaba rítmicamente el azul neón de la estrella polar que guardaba cerca de su almohada. 

Y ahora cada noche buscaba al monstruo

debajo de la cama equivocada

porque no había nada que le diese más miedo

que al mirar debajo de la suya

no hubiese nada.